Ojalá venga algo de fuera -que no me necesite- y me arranque la necesidad, la dependencia, las expectativas, la esperanza, la ceguera… y el dolor y la tristeza y la decepción y el miedo que producen.
Ojalá venga la cordura, el autocuidado, la fortaleza, la valentía, el realismo, la perspectiva, el amor propio, la dignidad, el egoísmo y la mala hostia y te saquen de mí. Porque yo sola no puedo, y estoy cansada de intentarlo.
“Para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones…” ojalá desaparezcas de mis pensamientos desde el despertar, de los objetos cotidianos, de las calles, las fechas, las canciones, las fotos. Ojala pueda no verte, aunque no te vea.
“Ojala que tu nombre se le olvide a esta voz”. Ojalá que tu olor se le olvide a esta nariz, ojalá que tu cuerpo se le olvide a esta piel. Ojalá que tu voz se le olvide a este teléfono. Ojalá que tu risa se le olvide a mi humor…
“Ojala las paredes no retengan tu ruido de camino cansado”. Ojalá la cama emborrone tu hueco. Ojalá la toalla y la almohada pierdan tu olor. Ojalá que no te necesite siempre. Para contarte lo bueno, para acompañarme en lo malo, para compartir lo insignificante. Para involucrarte en todos mis proyectos interesantes.
“Ojala que el deseo se vaya tras de ti”. Ojalá que quiera que vengan otros deseos detrás de ti.
“Ojalá pase algo que te borre de pronto”. Y yo pueda recordarte como algo bueno, y quererte, igual, algún día, de otra manera. Pero ahora no puedo. Necesito que pase algo que te borre de pronto. Para no verte tanto, para verme yo siempre.